Atención plena
En la práctica de la relajación y la visualización, al igual que en la meditación es común que entremos en conflicto con nuestra propia mente. Nuestros días transcurren en un constante ir y venir, corremos de un sitio a otro, de un pensamiento a otro sin detenernos a ser conscientes de todas esas pequeñas cosas que conforman el todo, manteniendo a nuestra mente en un estado de excitación constante.
Por eso es habitual y lógico, que en las primeras sesiones de trabajo mis pacientes prefieren calmar la mente a través de la ayuda de mi voz que les guía, sin embargo, el objeto del trabajo que realizamos en conjunto es que el propio paciente sea capaz de domar a la fierecilla salvaje de su mente.
Hasta el momento en que decides iniciar la práctica de la relajación y la meditación, has estado acostumbrado a llevar un ritmo vertiginoso de pensamiento por lo que parece lógico que tu mente se rebele si intentas atarle de buenas a primeras.
Mi primer consejo es, que te dejes llevar, respeta los tiempos de tu mente y céntrate no en controlar el pensamiento sino en sentir el cuerpo.
Es allí donde tendrás la oportunidad de descubrir y entrar en contacto con ese casi desconocido (el cuerpo), el sentir la respiración , las diferentes partes del cuerpo, tus músculos y hacerlo de una forma consciente, es algo a lo que pocos están acostumbrados.
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Habitualmente nos sentimos atraídos por aquello que nos resulta gratificante, ya sea físicamente o emocionalmente y emprendemos una carrera a contra reloj por obtenerlo. Es allí donde radica el caos y la falta de control sobre nosotros mismos, sobre nuestras emociones, porque, mientras más perseguimos realizarnos a través de obtener gratificaciones ajenas a nuestro ser, más difícil nos resulta sentirnos seguros, aceptarnos y no tener la sensación perenne de miedo a la pérdida y la sensación de fracaso.
Desde luego en esas condiciones no conseguiremos fácilmente tener una mente en paz.
Por ello te sugiero que: te centres en ti, en tus sensaciones sin esperar nada, solo permítete percibir. Cuando seas capaz de olvidar tu necesidad de obtener cosas gratificantes y desprenderte del miedo a experimentar sensaciones desagradables te habrás liberado y estras dispuesto a tener una mente en paz.
Entrenar la mente es un camino que se elige.
- No es sencillo, no es complejo, es una opción.
- El único requisito necesario es estar comprometido con tu elección y ser constante.
- Lo único que te lo puede impedir es que elijas no hacerlo.
008000;">Pero si por fin decides emprender ese camino obtendrás innumerables beneficios personales, en tu calidad de vida, en tu salud y en tu relación contigo mismo y con los otros.
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